Enero 25, 2010
Según los aztecas, los mayas, Nostradamus y todo tipo de videntes, en el año 2012 se acabará el mundo. Esa es la buena noticia. La mala es que Venezuela es un plan piloto del desastre que nos espera. Es decir, se está haciendo en nuestro país un simulacro del fin del mundo, dirigido por Satanás y su combo. |
"La verdad solo tiene que aparecer una vez, en una mente, para que sea imposible que nada impida su dispersión de una manera universal y que todo lo ilumine.¨
Pierre Teilhard de Chardin
Investigando un poco, inmediatamente se obtienen evidencias diferentes que comprueban que el número de precesión está oculto en la Gran Pirámide. En ella se descubre un ángulo de 72 grados, que conduce al numero 25.920. Si multiplicamos 72 x 360 obtenemos 25.920, es decir, el número de precesión del año cosmico . Se menciona aquí el número 72 para dar un valor de código.
En su libro The Death of Gods in Ancient Egypt Sellers afirma que el mito de Osiris está codificado intencionalmente con un par de números clave, de los cuales se pueden extraer valores que sorprenden por su exactitud. Se necesitan setenta y dos años para completar un corrimiento de un grado en la eclíptica, y cuando todo ser humano tendria conciencia total de su existencia divina.
Este número -que es el ingrediente básico del código de precesión- aparece de manera persistente en los mitos de la antigüedad y en la arquitectura. Más aún, este número esotérico puede emplearse en otras combinaciones. A menudo se le suma el número 36 y el resultado, 108, suele ser dividido por 2, lo que arroja el número 54, que volveremos a hallar más tarde en el Códice Dresden. Sin embargo, el códice no queda restringido a las escrituras de la mitología. El complejo religioso de Angkor, en la selva de Camboya, parece ser una metáfora bien elegida para este esotérico número y sus combinaciones. Cada uno de los cinco caminos que conducen a este complejo está flanqueado por 108 figuras de piedra, 54 de cada lado. Cada hilera de figuras transporta una parte de una enorme serpiente Naga.
Es como si el fin de nuestro mundo estuviera aquí expuesto, porque, como señalan Santillana y Von Dechend en Hamlet's Mill [El molino de Hamlet], las figuras empujan la serpiente.
El Palacio Zayi, en Yucatán. Esta estructura contiene 72 habitaciones contiguas;
una prueba más de la preponderancia de este número.
Esto quiere decir que las 54 figuras están "batiendo el océano de leche" (la Vía Láctea), lo cual significa que la serpiente desempeña un papel importante en los acontecimientos catastróficos que la Tierra está signada a enfrentar. Como sabemos, Venus pasa por el signo estelar de la Serpiente durante el período fatal en diciembre de 2012. Desde el punto de vista mítico, la Serpiente se encuentra en la fuente de la violenta turbulencia que barrerá los océanos.
En México, hallamos abundante evidencia del uso del número 72. Los números pertinentes que se obtienen, aparecen abundantemente en los calendarios mayas:
1 katún = 7.200 días
1 tun = 720 días
5 baktunes = 720.000 días
Encontramos el número 72 por todas partes, en cualquier civilización que estuvieramos investigando. ¿Es acaso una mera coincidencia en el desarrollo cultural? incuestionablemente, ¡esto debía de tener una fuente común!... : en el desastre de 21312 a.C, ¡Aha-Men-Ptah se corrió 72 grados en el zodíaco!
Si su imagen del mundo cambia tan drásticamente, ¡este número jugará un papel decisivo en su vida y en la de sus descendientes también! Por eso todas las civilizaciones lo han incluido en sus mitos; y no sólo en sus historias, sino también en su arquitectura, en su ciencia, en sus matemáticas, etc. Y los mayas lo han procesado en un año solar. El factor decisivo para mí fue descubrir que cuándo multiplico un año solar de 365 días por 0,666 ¡el resultado es 72!
Era imposible seguir multiplicando; lo que se obtiene es un patrón matemático incoherente.
El origen de los números de Venus
¿Los mayas heredaron de los atlantes su calendario y las matemáticas? Y si fue así, ¿cómo lograron ajustados a su propia manera de pensar?
He aquí el resultado de la división por 72 de la cantidad de días entre 21312 a.C. y 9792 a.C. según los tres calendarios :
4.207.680 / 72 = 58.440
4.204.800 / 72 = 58.400
4.147.200 / 72 = 57.600
Los últimos dos números son sumamente importantes.
Calculando el número 576 del zodíaco, y por medio de este número rastrear el período sinódico de Venus, que contiene 584 días. Justo ahora estamos observando ambos números, uno encima del otro.
El número 576 tenía que ver con esto, pero ¿cómo? Difícil pregunta si no se conoce la respuesta. contenida en el Códice Dresden de los mayas. ¡Parecía ser el valor esencial para Venus! No hay que subestimar el poder de estos números. La manera de pensar de los hombres de la Atlántida, en gran parte se basó en ellos; egipcios y mayas los tomaron e hicieron otras combinaciones con los mismos números.
Una vez que uno conoce la fuente, también sabe que puede usar estos números, A su vez, esto lo conduce a otras posibilidades, mediante las cuales puede decodificar la totalidad, paso a paso, como un buen detective que resuelve un caso de asesinato.
Venus era sagrado para los mayas, y generaciones de investigadores sé han ocupado de la pregunta esclarecedora de por qué los mayas estaban tan obsesionados con este planeta.
Una vez que uno sabe cómo develar sus motivos, encuentra respuestas asombrosas: los números de Venus están relacionados con las catástrofes que torturaron la Tierra de manera regular, y con las que volverán a hacerlo. Lo mismo ocurre con los egipcios, aunque los números de Venus estaban ocultos en sus códigos. Ellos pusieron más énfasis en el ciclo de Sothis, y su razón será más que clara en posteriores decodificaciones.
Entre los mayas todo se centraba en Venus. Solían mantener una observación muy aguda de nuestro planeta hermano, tomaban nota de todo y construyeron a su alrededor un complejo sistema para el cálculo del tiempo, que fue utilizado por miles de años. Las investigaciones sobre el Códice Dresden - el más importante de los documentos mayas - demostraron que se puede determinar el movimiento de otros planetas sobre la base del de Venus.
Más todavía, contiene tablas lunares para calcular posibles eclipses solares, tan sólo con una mínima desviación respecto de los valores reales. Las tablas del Códice Dresden también coincidieron con el importantísimo Tzolkin, el ciclo de 260 días, por el que los mayas profesaban un profundo respeto.
También se descubrió que tenían a su alcance números de corrección, con los cuales podían ajustar la primera tabla, que redujo el margen de error a uno...... Los números que los mayas conocían eran todavía más exactos de lo que los investigadores suponen!
En el Códice Dresden se destinaron cinco páginas a los cálculos sobre Venus. Para los mayas, el ciclo promedio para los períodos más largos tenía una importancia fundamental. Un año venusiano podía extenderse 581 ó 587 días, pero en promedio duraba 584. Este número y sus múltiplos eran de sumo interés para los sacerdotes.
Los números precedentes sobre Venus son parte de una herencia inconmensurable. Son el legado de una civilización prehistórica perdida, destruida por un desastre catastrófico, y más tarde fueron transmitidos a sus sobrevivientes y mantenidos vivos por los sumos sacerdotes egipcios y mayas. La parte más importante de sus conocimientos se ha perdido, pero se pueden resolver muchos acertijos de la antigüedad, con sus códigos tan particulares.
Todos estos números milagrosos y misteriosos son tan intrigantes como las maravillosas edificaciones construidas por estos científicos que sabían pronosticar. Es la herencia de un antiguo pueblo, amante de la observación de las estrellas, que sus descendientes han cultivado y enriquecido.
Y este legado de conocimientos de un orden superior apunta a una civilización aún no identificada. Este patrón de pensamiento significa aire fresco en la búsqueda de la civilización de los atlantes. Mientras no haya pruebas sobre la mesa, la ciencia contemporánea permanece despreocupada y no cambia su punto de vista sobre esta cultura "desaparecida".
La consideran como una obra de teatro en un drama cósmico, imposible de probar y sepultada por las aguas. Sin embargo, ¿en verdad es éste el caso? ¿No muestra esta decodificación algo diferente, algo mucho más alarmante? Sin duda alguna, los números hallados nos conducen al desastre que significó el fin de esta civilización. Predijeron el Armagedón - el fin de los tiempos - para su madre patria, que, en un día y una noche, desapareció bajo el hielo polar. Semejante caída necesita las mayores conexiones científicas y matemáticas.....
El ciclo de Sothis de Egipto
Sólo se trata de pensar a la manera de los atlantes. Nada más. En el desastre del año 21312 a.C, en ese momento la Tierra giró 72 grados en el zodíaco. Al preguntarme si acaso no habría otro número importante que se aplicase a esto: un círculo tiene 360 grados; si se le restan 72 (360 - 72) obtenemos 288 grados.... Más tarde, el número 2.880 parece haber tenido un valor esencial en el ciclo de las manchas solares. Esto prueba, una vez más, que el mismo número fue utilizado varias veces.
Casi todos los calculos que empleaban los mayas eran derivados del ciclo de las manchas solares; y no debe sorprendernos que haya similitud con la manera de calcular egipcia. Para ellos, la uniformidad no tenía ninguna importancia, sólo el número debía ser exacto.
He aquí los cálculos con el número 288:
4.207.680 + 288= 14.610 4.204.800 + 288= 14.600 4.147.200 + 288= 14.400
El numero 2888 es un fractal importante:
Contiene la diferencia entre los primeros dos calendarios:
4.207.680 - 4.204.800 = 2.880
Contiene algunos "números sagrados" de los egipcios. Cada 1.461 años celebraban el ciclo de Sothis. Esto requiere mayor explicación porque varios antiguos misterios egipcios ahora pueden correlacionarse. Una vez más, esto demostrará cómo los egipcios entretejían sus conocimientos y ciencia con sus construcciones.
Tiene que ver con la estrella Sirio, los ya mencionados "números sagrados" y las pirámides. En Dendera, la estrella Sirio sale cada año con una desaceleración de seis horas, y cada cuatro años esto da como resultado un día de desaceleración. Al cabo de 365,25 x 4 = 1.461 años, Sirio viaja un ciclo completo. Este intervalo se llama "el año de Dios". En esos días, Sirio habrá salido 1.460 veces. La notación jeroglífica de Sirio tiene la forma de un triángulo con su vértice hacia arriba y es idéntica a la de "la creativa hilera de rayos" que hallamos en todas las escrituras y archivos.
Entonces, ¿qué significa esta luz?... Según las sagradas escrituras, se origina en los doce signos estelares. Salvo por un par de días, se la ve permanentemente en las regiones del trópico de Cáncer. Todas las mañanas, al amanecer, aparece en el Este, y todas las noches, inmediatamente después de la puesta del Sol, en el Oeste. Empieza en un punto alto del cielo, desde donde desciende y se despliega en una enorme pirámide que posee la forma geométrica básica de un hermoso triángulo.
Desde el templo de Dendera se puede observar esta clara visión extraterrenal por más de media hora.
En diciembre y enero es posible ver este fenómeno en todo su esplendor. Especialmente durante el crepúsculo, uno se siente abrumado; es como si esta luz clara, en su nítida forma geométrica piramidal, fuera emitida por un poder divino desde un punto exacto de la Vía Láctea. Y desaparece con la misma rapidez con la que aparece.
Si llega a ver este fenómeno, esta luz casi mágica con forma piramidal lo sorprenderá. Para los antiguos egipcios debe de haber sido un fenómeno sobrenatural, un signo divino del Creador, que la enviaba a sus criaturas terrenales. Los maestros de las mediciones y los números, y los sumos sacerdotes la estudiaron en profundidad y se enfocaron en las características físicas de esta luz y en su influencia sobre la mente. Hicieron planes para copiarla a escala terrenal.
Ellos asociaban la estrella Sirio con esta luz radiante, y su jeroglífico literalmente representaba "la luz radiante que brilla en la Tierra con sus partículas divinas, gracias a Sirio".
En la actualidad, los astrónomos conocen muy bien la luz zodiacal y sospechan que proviene de la ionización del aire -como las luces boreales-, pero todavía no conocen su causa. Aunque existen muchas teorías diferentes, hasta el presente ninguna ha resultado satisfactoria. En todo caso, es un fenómeno admirable.
Visto desde el techo del templo de Dendera, debe de haber sido un espectáculo mágico. Hace miles de años, solían quedarse allí observando e investigando el cielo durante noches y noches, interminablemente. Además del manojo piramidal de rayos radiantes provenientes de un punto fijo de la Vía Láctea, nada que emanara de ese elevado punto fijo y desconocido de nuestra galaxia podía escapar a la atención de los maestros y sus alumnos todavía inexpertos.
El curso de todos los planetas se calculaba y registraba con toda precisión. Más aún, en cuanto la pirámide de luz desaparecía, algunos surcos específicos permitían delinear con exactitud el movimiento de Sirio.
El Papiro de Kahoen (Papiro Kahun???) demuestra que podían hacerlo. Estos astrónomos de tiempos remotos, a partir de estos documentos, compilaron algunas cartas que mostraban la altura de Sirio encima del Sol, en el grado de latitud geográfico de Dendera. Era imperioso que esto se hiciera con suma precisión, para verificar el fin del calendario.
Nuevamente, el Papiro de Kahoen demuestra que ellos estaban en condiciones de hacerlo. Un sumo sacerdote nos dice lo siguiente:
"La gloriosa salida de nuestra leal Sirio se producirá el cuarto mes de Perit de este año; para ser exactos, el decimoquinto día. Mencionen esta fecha a la gente de su vecindario y anúncienla en la entrada de su templo, para que los creyentes puedan celebrar ese día de júbilo y realizar los sacrificios necesarios".
La fecha del tercer mes de Perit, el octavo día, está anotada al final de este mensaje. Esto fue demostrado y reconocido por todos los egiptólogos. Entonces, esta escritura fue realizada treinta y siete días antes de que se produjera el hecho real. Pero, además, miles de años antes se hicieron los mismos cálculos, lo cual prueba el alto nivel de la astronomía egipcia.
Los desciframientos del ciclo de Sothis mencionados precedentemente son sólo la punta del iceberg. Aparecen muchas veces en otros cálculos y en los análisis de los números mayas.... Los egipcios sabían de dónde provenía su conocimiento heredado.
Establecer códigos elementales era de fundamental importancia para que estos números pudieran hallarse fácilmente por medio de otros números; era una manera de corregir la reserva de tradiciones afectadas, de recuperar el completo significado de los recuerdos distorsionados. De modo que aquí no podemos hablar de una simple coincidencia, sino de una manera intencional de pensar, conducida por mentes brillantes. Ellos combinaban sus observaciones astronómicas en cálculos que eran fáciles de comprender.
Mediante toda esta aritmética, usted podrá extraer estas alarmantes conclusiones:
Los "números sagrados" egipcios se originan a partir de los cálculos que permitieron predecir a la catástrofe anterior. Su madre patria Aha-Men-Ptah (Atlántida) desapareció por completo bajo el Polo Sur. La conmoción que recibieron fue tan devastadora que estos números quedaron impresos en su memoria para siempre.
Las pirámides contienen números que se usaron para calcular la fecha de la caída de la Atlántida. De esta manera, honraban a todos aquellos que habían muerto durante estos acontecimientos. Pero esto demuestra, además, la confiabilidad de su manera de calcular. Por medio de las pirámides, damos con el hecho de que el código de precesión de la catástrofe anterior es similar al que corresponde al año 2012 d.C.
En efecto, las pirámides nos informan qué es lo que irá a suceder.
En el ciclo actual puede hallar los mismos números de código que se usaron en ese entonces. Además, el movimiento circular de Venus encima de Orion, con un código idéntico al de 9792 a.C, regresa en el año 2012 d.C; y esto es lo más aterrador, nadie puede negarlo.
Sin embargo, esto no ayuda para detener la catástrofe. Cuando divida 360 (grados) por,72 y 288, hallará los "números sagrados" de los egipcios y mayas, luego de dividirlo por el período entre los cataclismos anteriores.
La interminable serie de 36 conducirá después a una increíble serie de decodificaciones que se relacionan con el ciclo de las manchas solares, y además, luego, al origen de los 360 grados.
Los egipcios eran conocidos por su doble trabajo en todo. En alguna parte debía haber códigos comunes que nos condujeran a develar los secretos de los atlantes, los antiguos egipcios y los mayas.
En un rincón del templo de Dendera,
un maestro de las mediciones y los números medita acerca de nuevas posibles combinaciones.
EL CÓDIGO OCULTO EN EL INTERVALO ENTRE LOS CATACLISMOS
En 9792 a.C. los polos se invirtieron y se produjo un corrimiento de la corteza terrestre. En una sola noche Aha-Men-Ptah (la Antlantida) desapareció bajo el actual Polo Sur. El período entre los dos cataclismos (un rápido corrimiento y una inversión) fue de 11.520 años. La más reciente de esas catástrofes definitivamente ocurrió porque el año 9792 a.C. guarda correlación con el código estelar mencionado en el Libro Egipcio de los Muertos.
Durante varios meses en ese año, Venus hizo un movimiento retrógrado tras el signo de Géminis, a la izquierda y encima de la constelación de Orión. Este código prueba la exactitud de esa fecha.
Este código no aparece en ninguno de los registros que encontramos relacionados con la catástrofe ocurrida en el año 21312 a.C... Según el Libro Egipcio de los Muertos, el código de Venus regresa en el año 2012, el mismo año en el que los mayas predicen otra súper catástrofe: una inversión de los polos magnéticos de la Tierra, que provocará enormes terremotos y olas gigantes. Dada la manera original de realizar los cálculos, había que recuperar los códigos comunes. Con esto yo tendría una clave muy seria sobre cómo llevar mi investigación a buen puerto. Pero ¿dónde podría hallar estos códigos?
¿Eran fáciles de encontrar o los mayas los habían ocultado debido a su obsesión por el "fin de los tiempos"?... Para los sobrevivientes, la pérdida de su país representó una catástrofe tan descomunal que sus pensamientos estuvieron poseídos enteramente por ella.
Honraron a las decenas de millones de muertos mediante sus construcciones y números de código. Nada podría escapar a eso, y mucho menos la cantidad de años entre las catástrofes. Según los números de los mayas, finalmente se puede probar que el período entre los dos cataclismos es innegablemente correcto. Tal vez usted se pregunte cómo se puede probar esto: matemáticas, mi querido lector, puros números.
Cuando hay una línea de pensamiento específica detrás de modos idénticos de codificación, se obtienen pruebas contundentes, y esto es incuestionable. Todo lector sagaz puede recalcular este tour de forcé y, para eso, no se necesita una mente brillante. En los códices mayas, el número 365 es crucial: los mayas conocían el período exacto de la órbita terrestre alrededor del Sol: 365,2422 días.
Sin embargo, dado que sólo los sumos sacerdotes tenían permiso para acceder a este tipo de información, ésta era guardada en el más absoluto secreto. Por eso, las cifras que siguen a la coma decimal fueron dejadas de lado. El conocimiento es poder. Este adagio prevaleció en la antigüedad al igual que en el presente.
Evidencia innegable
Multiplique el período entre los cataclismos por 365:
11.520 x 365 = 4.204.800.
Por ahora, no se preocupe por las matemáticas porque ya lo hice yo exhaustivamente; sólo lea. Antes que nada, debe saber que Venus está relacionado con el zodíaco egipcio.
Los egipcios usaban un valor de 576 días para la órbita de Venus. Los mayas empleaban el número 584 para el valor de la órbita de Venus, antes de que retornara al mismo lugar en el cielo. Venus desaparece por ocho días detrás del Sol (576 + 8 = 584). Esto nos lleva a la solución del interrogante. ¿Cómo puedo demostrar que el período entre los dos cataclismos es exacto?
Señalando que el número 4.204.800 es el resultado de multiplicar los dos números más importantes de las órbitas de Venus por dos destacados números de código mayas:
584 x 7.200 = 4.204.800
576 x 7.300 = 4.204.800
Con esto, obtenemos la primera evidencia irrefutable. Sin pensarlo demasiado se puede extraer la correlación. Usted ni siquiera tiene que saber contar. La correlación es irrefutable; ni los críticos más acérrimos pueden negarlo. Cuando combinamos estos hechos mayas con los egipcios, se pueden develar todos sus secretos.
¿Quién más hubiera podido diseñar un sistema tan complejo? ¿Eran distorsionados recuerdos de sus predecesores y su conocimiento astronómico?
Sólo teniendo todos los hechos a nuestra disposición, podemos averiguar las conexiones subyacentes. Por cierto que esto no es todo. ¡7.200 y 7.300 son números de código mayas sumamente importantes cuando se los multiplica por el año sagrado maya de 260 días! Pero hay más todavía. La decodificación de los calendarios mayas demostrará que el número 260 se obtiene sobre la base de la precisa órbita sinódica de Venus.
Lo mismo se aplica para una unidad elemental del ciclo de las manchas solares. Cada 260 días, el campo polar completa 7,027027 revoluciones, un número de código que conduce a develar los más grandes secretos mayas.
La evidencia precedente demuestra la inventiva de este pueblo. Su calendario de 260 días se basa en una combinación superior de astronomía y matemática avanzadas. En otras palabras, su calendario era un instrumento religioso y, al mismo tiempo, un milagro matemático y tecnológico.
Sin lugar a duda, al descifrar los códigos se comprueba que 260 es el principal número de código del ciclo actual.
El 11 de agosto de 3114 a.C. comenzó la cuenta regresiva de los mayas hasta el año 2012.
La Calle de los Muertos apuntaba a la posición de las Pléyades.
De esta manera, los mayas entretejieron importantes mensajes en un sistema simple y comprensible, para que nosotros tuviéramos en claro que Venus, en su ciclo anterior, era responsable del código principal. Pero ahora estamos en un ciclo diferente, que pertenece a un código principal diferente también.
Debido al hecho de que el campo magnético del Sol decide cuándo el campo magnético de la Tierra dará un viraje, ellos entretejieron el nuevo valor en el calendario que termina en 2012:
1.898.000 = 7.300 x 260
1.872.000 = 7.200 x 260
El último número maya es sumamente importante ¡y se utiliza como cuenta regresiva para la fecha de la catástrofe venidera! Su calendario empezó el 11 de agosto de 3114 a.C. y terminará el próximo 21 de diciembre de 2012, exactamente 1.872.000 días después.
Según los mayas y los antiguos egipcios, éste es un período fatal en el que el campo magnético del Sol volverá a hacer un viraje. Al mismo tiempo, una ola de partículas cargadas, llamadas "viento solar", caerá sobre la Tierra, y cuando alcance nuestro planeta hará que su campo magnético colapse estrepitosamente, provocando un corrimiento de la corteza terrestre. Como consecuencia, se producirán terremotos en gran escala y explosiones volcánicas descomunales, además de demoledoras olas gigantes.
El número 1.872.000 de ningún modo fue elegido al azar : el final se acerca. La fecha del desastre es incuestionablemente cierta porque hay demasiadas pruebas matemáticas y astronómicas que se van acumulando. .
En la astronomía maya, las Pléyades desempeñan un papel preponderante.
Venus hizo un movimiento retrógrado por encima de Orión durante el año del cataclismo anterior y lo volverá a hacer en 2012. Por eso en sus cálculos los Mayas entretejieron a Venus de todas las maneras posibles; mediante este descubrimiento pude relacionar el ciclo de Sothis con los números mayas.
Estas combinaciones matemáticas celestes son ejemplo de una mentalidad distinta de la nuestra.
Las traducciones de Albert Slosman nos dicen que dichas combinaciones representan figuras geométricas y movimientos en el cielo:
"De luces que se mueven en relación con puntos fijos".
Estas combinaciones, que dependen sólo de una ley que crea el universo, son las que producen la armonía cósmica. Con las matemáticas puede probarse casi todo. Sin embargo, para conseguir algo es necesario ceñirse estrictamente siempre a las mismas reglas.
Todas estas reglas fueron elaboradas en Egipto, en la "Casa Doble de la Vida", y en un lugar equivalente entre los mayas.
Estas antiguas escuelas, con sus "secretos sagrados", constituían la fuente básica del conocimiento de ambas civilizaciones; por lo tanto, se apoyaban en los cálculos que sus antepasados habían realizado en el "Círculo de Oro" en Aha-Men-Ptah. Estos cálculos dieron lugar a las Leyes Celestiales. Estas leyes lograron permanecer con los sobrevivientes de la catástrofe.
Entonces, sería su decisión -y luego la de las generaciones sucesivas- emplearlas o no y con qué fin, para bien o para mal.
Los antiguos sacerdotes de Aha-Men-Ptah habían sondeado y comprendido muchas verdades que mantuvieron en secreto; sabían acerca de la existencia de los ciclos tanto en el universo como en la Tierra.
Luego de un ciclo, aparecía otro que traía vida nuevamente, pero en una diferente proyección del espacio. Esto significa que lja Tierra nunca es la misma; por el contrario, hoy es totalmente distinta de como era en períodos anteriores. Esto también se aplica a-todos los seres que hay en ella, porque nuestro planeta evoluciona junto con todos los seres vivientes que contiene, según el ritmo del Sol y el movimiento de las doce constelaciones del zodíaco.
In Lake' Ch (Yo soy un otro tú)
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